Cuando no tienes ni idea de motor y te empeñas en rehabilitar un coche antiguo tienes que tener bien claro que, compres lo que compres y dejando a un lado del tema del chasis, debe tener las tripas en perfecto estado o, en su defecto, debes estar totalmente dispuesto a gastarte el dinero para que un profesional solucione los problemas intestinales que pudiera tener. Ahora bien, si todo eso lo tienes claro, reacondicionar un vehículo y hacerlo a tu gusto, no es tan complicado como puede parecer a primera vista.
Hace 5 meses que compré un Toyota Celica que, aunque a primera vista pueda parecer feo de cojones, en realidad tiene un no-sé-qué-qué-sé-yo que engancha. Es un modelo de
Somos varios vecinos –en gran mayoría jubilados o a punto de serlos– de una misma y nueva comunidad ubicada a las afueras de Madrid, que decidió conjuntamente al instalarse en esta nueva finca, contratar los servicios de seguros de una sola empresa, a saber, la de la denominada MBR Administradores, una agencia de referencia presente en la capital así como en Alcalá de Henares, cuya especialidad es la administración de fincas y los servicios de asesoramiento económico y jurídico. Nos pareció en efecto más sencillo optar por reunir los distintos seguros para que todo estuviese centralizado y para que se gestionara el conjunto en un mismo departamento, lo cual agiliza y permite una gestión idónea de nuestras pólizas.
Tras unos meses pensando en cómo podía rentabilizar mi hobby y escuchando opiniones de todo tipo (reconozco que algunas de ellas habría sido mucho mejor pasarlas por alto) puedo contaros que, a día de hoy, tengo un precioso estudio en Barcelona, a pie de calle, que ya me está dando beneficios tras 5 meses desde la apertura.
Es un negocio que combina varias ideas que tenía en la cabeza y lo que más miedo me daba no era perder dinero, porque es un riesgo que hay que correr y para eso valoras antes si puedes o no correrlo, sino que al mezclar tantas ideas perdiera el objetivo de vista y se convierta en un totum revolutum sin sentido. Pero gracias