Las palabras “obra” o “reforma” son dos de las más temidas por miles y miles de personas. Estas son dos palabras que conllevan connotaciones que no gustan nada a la gente de a pie. Connotaciones como molestias o incomodidades, que vienen ligadas inexorablemente a un desembolso económico para el que no siempre se está preparado.
Esto es lo que piensa la mayoría, y no sin razón. Sin embargo, todas estas penalidades se pueden evitar si damos con alguien que sea profesional y que trabaje para minimizar las molestias. Alguien que lleve a cabo esa obra y reforma que muchas veces es completamente imprescindible para garantizar ya no solo el confort y la habitabilidad de nuestra vivienda u oficina, sino también su seguridad.
Lo que ocurrió en mi casa es un claro ejemplo de lo que acabo de mencionar. La vivienda tenía ya más de treinta años, y habían comenzado a aparecer problemas derivados del desgaste o la vejez de algunos de los materiales. Un ejemplo eran las grietas que habían aparecido en la pared y que día a día seguían haciéndose más y más grandes. Por otra parte, muchas de las baldosas que componían el suelo estaban saliéndose, y caminar con normalidad cada vez era más complicado.
En definitiva, era necesario cambiar el suelo (yo prefería poner tarima, ya que nos metíamos en esto), sustituir algunos de los tabiques que estaban más dañados y tirar el tabique que separaba la cocina del comedor para convertir las dos estancias en una única estancia mucho más amplia, lo que nos resultaría mucho más cómodo.
Para llevar a cabo este proyecto comencé a informarme sobre empresas que me propusieran un trabajo rápido, económico y con las menores molestias posibles. Vivimos en un municipio cercano a la ciudad de Pamplona, y queríamos que la reforma la hiciera alguien de la zona para abaratar el presupuesto. No me hizo falta indagar demasiado para encontrar a www.construccionesardanaz.com, una empresa dedicada a la rehabilitación, reforma o edificación de diferentes inmuebles. Los trabajos que habían realizado previamente me gustaron y por eso decidí contactar con ellos y proponerles el proyecto.
La verdad es que el proceso fue bastante rápido y con unos resultados satisfactorios para los intereses de mi familia. Todas las reformas que había planeado las hice con ellos: tirar el tabique que unía la cocina con el comedor, reemplazar los tabiques con grietas y cambiar el maltrecho suelo por tarima. Lo cierto es que estoy bastante contento por cómo fue todo y porque el desembolso económico que tanto me preocupaba finalmente terminó ajustándose al presupuesto del que yo disponía.
Combinar los muebles con la nueva apariencia del piso fue una delicia
Cuando se cambia la apariencia de una vivienda, en ocasiones nos encontramos con que hay muebles u otro tipo de artículos que no se adaptan a esas nuevas características o que, simplemente, desentonan.
Mi mujer, que siempre está al tanto de todos esos asuntos, me comentaba una vez terminada la reforma que el nuevo aspecto de la cocina-comedor, mucho más grande y amplio que anteriormente, hacía que la mesa central de la estancia se quedara pequeña. Teniendo en cuenta que habían tirado el tabique que unía las dos salas para poder juntar a la totalidad de la familia durante la Navidad o algún otro gran acontecimiento, resultaría ineficaz y extraño el tener la misma mesa que poseían antes, una mesa en la que todos tenían que estar apretujados y, por tanto, incómodos. Como soy un gran aficionado al mundo de las manualidades y el bricolaje, me puse en marcha para construir una nueva mesa de madera que se adecuara mucho mejor a las dimensiones y a las características de la nueva estancia. No me costó demasiado hacerlo (incluso, con la ayuda de una guía, introduje diferentes acabados para la madera, algo que no había hecho antes) y, una vez estuvo terminado, toda mi familia me dio las gracias y comentó lo bien que le sentaba el nuevo aspecto al comedor. Y ver a tus seres queridos tan ilusionados no tiene precio.