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Compañía y actividad para combatir a la soledad

Nuestros mayores necesitan los mejores cuidados de manera permanente. Por desgracia, existe en España una gran cantidad de ancianos que se encuentran solos, bien porque no tienen familia o bien porque ésta les ha dado la espalda. No podemos permitir que esta situación sea tan común en un país como el nuestro, en el que la media de edad es elevada.

Muchas personas se excusan afirmando que no tienen tiempo para dedicárselo a sus mayores. Sin embargo, e independientemente de si esto es verdad o no, existen remedios para evitar que queden desatendidos y a merced de cualquier problema o circunstancia peligrosa. Acudir a una residencia de ancianos es la mejor solución para evitar el desamparo y la soledad.

Cuando mi abuelo falleció, mi abuela pegó un bajón considerable. Además de que apenas podía valerse por sí misma para realizar las distintas actividades que implica su ajetreo diario, anímicamente se desmoronó. La situación no era nada fácil para ella, pero tampoco para nosotros, que la veíamos sufrir y apagarse poco a poco. Cada día era más evidente que tendríamos que actuar para evitar seguir viéndola así.

La solución consistía en trasladarla a una de esas residencias que os comentaba anteriormente. Pensábamos que, al estar atendida allí las 24 horas del día, estaría mucho mejor y más segura que en la casa donde había pasado los últimos 50 años, una casa que además necesitaría un montón de ajustes y mejoras para poder garantizar su bienestar. Además, en la residencia podría socializarse con hombres y mujeres de su edad, algo que le mantendría ocupada y que le haría olvidar, al menos en parte, las penas que le asolaban.

Se lo comentamos a mi abuela y accedió. Insistió mucho en que la residencia contara con los mejores tratamientos y profesionales. Evidentemente no quería que la mandáramos a cualquier sitio, por eso nos esmeramos en buscar lo que pensábamos que era más conveniente para ella. Después de algunos días obteniendo información de diversos sitios, nos decantamos por escoger www.sanvital.es, una residencia que sin duda contaba con un equipo humano de calidad y con el que a mi abuela no le faltaría de nada.

Además, nos llevamos una grata sorpresa. En la residencia había un grupo de trabajo que se dedicaba a hacer punto, una de las grandes aficiones de mi abuela. Con esto, ella podría estar distraída haciendo una de las cosas que más le gustaba y así seguir siendo todo lo feliz que pudiese, cosa de la que nosotros no teníamos ninguna duda y a lo que contribuiríamos con visitas diarias.

Ser feliz seguía siendo posible

En la residencia vemos a mi abuela muy bien atendida y con ganas de vivir. Nos cuenta cada vez que vamos a verla que su estancia allí no es ni mucho menos aburrida, que gracias al punto y al entretenimiento que suponen diferentes juegos de cartas y el parchís está muy distraída y ha conseguido hacer muy buenos amigos y amigas.

Aunque sigue padeciendo dolores y está sujeta a una medicación considerable, la vemos muy bien. Sonríe de manera prácticamente continuada, hace bromas y nos cuenta las diferentes actividades lúdicas que realiza durante el día. La verdad es que para nosotros verla así es lo mejor que nos puede pasar. Después de la muerte de mi abuelo llegamos a pensar que ella no se repondría y mentiríamos si dijésemos que nos sentíamos cómodos enviándola a una residencia. Pero la verdad es que hemos acertado con nuestra elección. Y hemos acertado de pleno. Ella siempre nos lo recuerda.

 

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