Me dedico a transportar todo tipo de cosas y objetos y para eso cuando un cliente me contrata yo valoro cómo hacerlo y cuál es la mejor forma. Un cliente contrató mis servicios y me dio unas indicaciones a seguir. Para ello tenía que realizar un viaje fuera de mi ciudad y como la economía no está en un buen momento, comparé precios de todos los gastos relacionados con el viaje para que todo saliera de la forma más económica posible. Después de mucho mirar y comparar precios de distintos medios de transporte, conseguí una oferta de vuelo muy económica. De esta manera tardé mucho menos en recorrer el trayecto y fue a mitad del vuelo cuando me surgió una duda: ¿cómo me desplazo de un lado a otro con todas las maletas?
Y fue al llegar a la ciudad cuando comencé a buscar una empresa de alquiler de coches. Y claro, nuevamente comparé precios y condiciones y de todas ellas me convenció una que se llama mouronte. Para empezar, el trato fue muy correcto por parte de sus empleados ya que me hablaban con naturalidad y sin muchos tecnicismos. Y me refiero al trato directo porque en las otras empresas me trataban como si no tuvieran mucho interés en que contratara sus servicios, daba la sensación que no les importaba nada, total, ya iría otro detrás de mi. Además, esta empresa tiene los precios bastantes rentables, sino que merece la pena en calidad precio, ofreciendo la posibilidad de una flota variada de vehículos, buenos seguros y condiciones de uso de sus vehículos. La atención recibida por parte de los empleados como mencioné anteriormente, además de directa, fue muy profesional puesto que buscaron la mejor solución para el tipo de transporte que llevaba yo encima.
Y es que claro el motivo de mi viaje es que tenía que trasladar una serie de materiales para trabajos artesanales, que había adquirido por Internet en la ciudad donde yo vivo, a Lugo, ese era su destino.
Una vez que llegué al lugar donde tenía que llevar estos materiales, me recibieron un gran número de niños acompañado de varios adultos. En su interior era como una especie de taller de manualidades en las que todos los pequeños estaban involucrados. Pude observar antes de hacer mi cometido cómo los chavales hacían todo tipo manualidades siempre bajo la orientación de unos adultos. Hacían desde llaveros artesanos, cuadros, diarios decorados y entre otras cosas. El objetivo de esto, tenía a mi parecer un doble sentido: uno, que los niños estuvieran entretenidos, divirtiéndose, poniendo en práctica su ingenio e imaginación; a la par que todos los objetos que allí se creaban se vendiesen de una forma no lucrativa, sino invirtiendo en proyectos benéficos. A los niños se les veía muy contentos, trabajando en equipo y aportando ideas a los proyectos de otros. Además uno de los responsables me contó que también se dedican a ir por colegios enseñando a los niños cómo poder hacer manualidades y objetos de arte infantil, lienzos, cuadros… Comentaba que muchos padres llevaban a sus hijos a menudo. En ciertas ocasiones intercambian los objetos que allí mismo hacen por comida, para a posterior repartir con los más necesitados.
Tan bien vi a la gente en ese taller que me animé a confeccionar mi propio llavero. Me sorprendí la facilidad con la cual se desenvolvían los niños, necesitando en ciertas ocasiones su ayuda para poder terminar mi objeto.
Además de aprender allí a hacer manualidades los chavales también aprenden el arte profesional como pueden ser cuadros, exposiciones… Desde el taller, se organizan visitas a museos y galerías de artes. De este modo y a través de juegos, prácticas trasladan a los niños una enseñanza por el arte que hoy en día no se transmite, tan si quiera en los colegios.
Ese día me lleve una doble alegría: conocer a la empresa mouronte para la cual contaré con ellos siempre que necesite un vehículo de alquiler; y el saber de la existencia de este taller, cuyas personas que trabajaban en aquí, me mostraron que se puede aprender mucho, y sobre todo, ayudar a otras personas a través del arte y las manualidades, me quedé muy asombrado.